Y fue entonces que se concentró en los pequeños detalles; revisar notas culturales, investigar uno que otro foro literario... hacer las paces consigo mismo y dejar que el mundo se cayera a pedazos. Sí efectivamente, Saramago y otros genios muertos, si no es que todos. Era quizás esto de vivir entre pendejos.
Definitivamente no cambiaron el nombre de la calle donde vivía, así como tampoco llegaron a cambiar el número de su casa, desde luego pensó en mudarse. Y mientras escuchaba las canciones que alguien más puso en su walkman observaba los pájaros abrir las alas y despegar. Pensó en ella; pájaro con las alas rotas, que se quite. "Los rastreros torpes estorban la pista de aterrizaje, son como aceite en el pavimento", pensó: "Demasiadas". Y las placas del coche que cruzaba la calle en ese momento tenían terminación 'ese-doble-e'. ¿See? Se preguntó si realmente existen otras mentes o sólo la suya.
Una mariposa amarilla agitaba sus alas sobre las hojas de un árbol al lado suyo. Una mariposa agita sus alas en las costas de ¿dónde? Y agujeros gigantes se abren en China, dicen. En las noticias pues. Pero se dicen muchas cosas. Nada como escuchar la voz de Gustavo decir "Hola, siempre te encuentro" y ver otro coche atravesar la calle, esta vez con unas placas de terminación TNT. Ja. Y recuerdo las palábras de algún filósofo griego que decía que es verosímil que a veces y sólo a veces... sucedan cosas inverosímiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario