febrero 8

   Te levantas. De alguna manera intuyes que algo no está bien. El despertador no sonó, pero de todas maneras decides dejar la cama. Desayunas, pero sigues con un vacío extraño en el estómago. Sales de la casa y el viento frío te da en la cara, pero después miras los árboles y están fijos. Caminas sobre la calle pero no escuchas tus propias pisadas. Y entonces comienzas a pensar que en realidad nunca te levantaste de la cama. O quizás sea solo un presentimiento.

1 comentario:

Rogelio Pineda Rojas dijo...

He tenido despertares idénticos.

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