30 de junio

Ciberficción
   Y el domingo antes de regeresar a la asquerosa ciudad todavía leía ese cuento de John Varley. Ese donde extravían el cuerpo de un hombre, mientras su conciencia permanece en un mundo virtual, artificialmente creado mientras localizan su contraparte física. Los mensajes que las personas le envían provenientes del exterior no pueden ser percibidas por sus sentidos, pues ya no cuenta con ellos. En tal privación, cualquier mensaje del exterior tiene que ser debidamente codificado mediante diversos artefactos y convertido a impulsos eléctricos que finalmente son interpretados por su conciencia.

   En su mundo virtual estos mensajes pueden aparecer en cualquier lado. La forma puede o no ser parte del mensaje. Por tanto, son mensajes aleatorios... que pueden aparecer en cualquier momento y en cualquier lugar. Por ejemplo, pueden ser un anuncio espectacular o el título de un periódico en un puesto de revistas, un letrero en medio de la calle, el nombre de un restarante, una canción en el radio, una persona, un animal, etcétera.

   De acuerdo con el cuento, el cuerpo de aquél hombre se le extravió a Disneylandia sucursal Kenya. Es correcto. Yo reposaba sobre el sofá de la sala, habiendo ya tomado 3 ó 4 mates. Nada se oía en esa casa, estaba solo y totalmente alejado de la ciudad... en un fraccionamiento privado. Soledad. Tranquilidad. De pronto sonó esa canción de los helados que solía escuchar en Coyoacán cuando estaba recostado mirando por la ventana. La tonada era idéntica. Bajé la vista y continué leyendo. Las líneas decían: "Y es que, si nos lo preguntamos seriamente, ¿qué es la realidad?" La música de los helados continuó sonando. Pensaba que tal vez estaba dormido en algun otro lugar, quizá en Coyoacán soñando que estaba en Cuernavaca, así como las mariposas a veces sueñan que son hombres. A veces. A veces pienso que estoy en coma en un hospital desde marzo del 2009 pero que mi mente ha creado esta hiperrealidad para convencerse de que sigue viviendo.


La Revelación o el Relojero Remedios Varo


   Perdido en el banco de memoria. Atrapado en el infocubo, el protagonista del cuento cuyo libro yo sostenía en la mano. Atrapado en el infocubo yo, esperando a que de la hora de la salida mientras escribo esto. Ese día terminé de leer el cuento y decidí volver a la ciudad antes de que se hiciera más tarde. Pasé por un café y tomé la carretera. Entonces, pasando la famosa 'Pera' me encontré con esas aves que siempre me recuerdan que lo importante es saber planear, dejar que el aire se deslice entre la superficie de las alas. Esas aves que no hacen el menor esfuerzo por mantenerse a flote. Y les guiñé un ojo. Acto seguido visualicé un espectacular que estaba en renta, pues solamente había un número telefónico..."Disponible" y en letras más pequeñas alcancé a distinguir una frase: "Crea, Sueña, Atrévete (Walt Disney)". Supongo que fue casualidad... todo. Casi podría decir: ‘sin comentarios’, pero el lunes cuando entré al café de Campos Elíseos, pedí una infusión de manzanilla y me precipité al baño... en el camino vi un cuadro que me llamó la atención porque no tenía sentido que estuviera ahí... rompía con el estilo y con todo lo demás... el cuadro... el cuadro decía "Kenya".

No hay comentarios:

Publicar un comentario