9 octubre

   Recuerdo que me dijo que le dijeron que me veían muy solo los días que estuve en la casa morada. Y después que había entendido que ella y yo nos hacemos compañía, que nos extrañamos. Eso dice. Seguro porque me oyó tocar algunas canciones. La gente puede pensar cualquier cosa en realidad. No por eso acierta. Ella me mira a los ojos y me pregunta qué quiero hacer. Y yo casi nunca lo pienso, porque en realidad hay cosas que uno puede dejar pasar. Otras no. Y entramos a divertirnos, después del segundo trago solo había tiempo presente. Ese extraño caso de presente perfecto, que no tiene sentido en español, solo en inglés. Y no tiene sentido, como mis conversaciones con taxistas que acaban de regresar del gabacho como diciéndome: "Guey qué putas haces aquí", como queriendo pensar que lo mejor está por venir, pero sin ganas de quererte engañar, sabes que no es así, por eso tomas un vino cosecha 1986 y desbaratas el corcho al sonido de la música de los doors y tratas de que cada vez que agujereas la chingadera el movimiento coordine y cuadre perfectamente con la guitarra, porque ya renunciaste a los aplausos y a soportar las eternas miradas y esa luz y el calor de los reflectores en la cara, te mueves... pero no hay nadie. Como cuando escucho a Billy Joel decir que un guey le dijo estar seguro de poder ser estrella de cine si pudiera salir de ese lugar. No tiene sentido, pero al menos marqué el viejo número de Jason solo para saber si todavía estaba vivo. Otra Casa. Casa de ex aprendices y ex maestros de logias masónicas, vinos antiguos. Y José me pregunta qué he hecho pero yo solo contesto "cosas". Porque se que mis horas las regalo en el metro, lo demás es lo de menos. Y él contesta que todos hacen cosas. Yo creo que la respuesta es ingenua y la niego. Porque las cosas no son tan sencillas. Pero puede que me quede. O puede que me estanque. O puede que me encuentre alguna vez en la letra de alguna canción y alguien tome mi mano, se me acerque al oído y con la voz muy bajita simplemente me diga: "Calma, realmente las cosas pueden ser así de sencillas." Y recuerdo a mi exprofesor de literatura decir que al final uno no se queda con lo que quiere sino con lo que necesita. Pero también recuerdo a alguien decir que necesita una llamada de teléfono, un paseo en avión, una buena asoleada, un abrigo. Lo raro es que nunca dice un abrazo, un apretón de manos, un saludo, Yorke sí. El sí. Hay aullidos universales, cuando uno está solito para los pueblos grandes.


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