marzo 24

   Salí a la calle, la encontré despejada. Yo, tú, nos y todas las formas de los espejismos. Poca actividad, ningún negocio abierto, a lo lejos el semáforo en preventiva. Atravesé sin ningún problema. Ya en el otro lado aceleré el paso. El otro día creí haberte visto en el gimnasio. No estoy seguro de que fueras tú, quizá solo alguien que se parecía a ti. Y esa noche soñé que íbamos a Paris... Bueno, mas bien soñé que estábamos allá. 

   Giré a la izquierda sobre la calle principal para hacerme camino hacia el cajero automático. No hubo filas de espera, no hubo personas entrando o saliendo, solamente introduje la tarjeta y tecleé lo que se me pedía. Ya con efectivo en mano, compré el diario y otras cosas. Estábamos en Paris al mismo tiempo, pero nunca nos vimos. Coincidir es un arte. Esperé a que se iluminara la señalización verde que indica que el peatón puede cruzar la calle. Me fui acercando a la acera pintada con el paso peatonal. La señal se iluminó. Coincidir es un arte divino. Atravesaba pausadamente la calle mirando hacia el frente con los ojos en la señal verde al otro lado. En el último tramo algo me forzó a voltear. Un camión se dirigía a toda velocidad contra mi, iba tan rápido que me hizo preguntarme si no estaba cruzando la calle en el momento equivocado. En cualquier otro momento, no este. Miré hacia el frente, la señal verde prometía amparo. Me tragué todas sus promesas sin acelerar el paso. Camellón. La señal continúa en verde y de nuevo me dispongo a cruzar la mitad de la calle que me falta. Me senté en un café a pensarte, a escribirte, creo que nunca lo supiste. Los primeros pasos atravesando la calle. Los segundos. Siempre los segundos. Los minutos. Anchos minutos. Un coche quiere dar vuelta. No le hace gracia esperar a que pase. Todos los conductores creen que soy un espejismo que aparece y desaparece a determinadas distancias sobre sus parabrisas y que el truco consiste en aproximarse con determinación a cierta velocidad. Continúo sin acelerar el paso. Te vi en el gimnasio pero tú no me viste a mi y si me viste, lo disimulaste bien.


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