agosto 6

   Porque cuando recibí la llamada no había reparado en ello, solo tomé mis cosas y las introduje rápidamente en la maleta antes de desplazarme al hospital. En el camino pensaba en Mario y en su novia, en realidad casi nunca hablaba con ella pero su voz se escuchaba entrecortada y como quebrada; tenía miedo. De hecho, ella me aseguró que este había sido ya el último de los grandes viajes de Mario. Badtrip, mito urbano. Todo el mundo conoce a alguien que ha oído de alguien que se queda en el viaje. Cuando colgué pensaba cómo sería encontrar la ventanilla cerrada, el mostrador vacío o comprar un boleto de ida, que para el caso es lo mismo. Ché Mario.

   Llegué, saludé a los familiares y me dirigí a la novia. Se me informó que Mario había tenido una noche pesada, nada fuera de lo común. Me mostraron la tomografía previamente interpretada por el doctor. Me comentaron también que había ratos en los que el paciente abría los ojos, hablaba, balbuceaba incongruencias y en general no parecía ronocer a nadie. El ahora dormitaba, tomé mi maleta y rápidamente me introduje en el baño. Antes de entrar, le dije a su novia que esperara afuera, que en un momento saldría. Una vez en el baño, saqué el disfraz de la maleta. Mientras me ponía las mallas pensaba: pinche Mario y sus malviajes. Los guantes: un último favor, por los viejos tiempos. El casco: la verdad es que este disfraz es de puñales y me queda bien apretado, ay pinche Mario. Salí del baño vestido de Darth Vader, me puse frente al Mario y crucé los brazos. Como no pasaba nada, comencé a respirar forzadamente. Como seguía sin pasar nada, comencé a llamarlo por su nombre. Mario abrió los ojos, luego los abrió aún mas. No decía nada y yo solo respiraba forzadamente. Finalmente balbuceó algo, la verdad no le entendí, solo lo interrumpí para decirle: "Ya nos vamos". El balbuceaba y fruncía como preguntándome a dónde iríamos. "Al otro lado" le contesté yo, mientras continuaba respirando forzosamente y le tendía la mano. Mi mano tendida no parecía convencerlo de nada, por lo que recurrí al plan B, que era darle un pequeño dulce con la leyenda "Sonric's extra ácido" y una gran sonrisa en la cubierta. El lo tomó y lo inspeccionaba. En ese momento su novia entró en la habitación y se puso a gritar histéricamente. Me fui corriendo al baño agachándome y abriéndome paso con mi sable luminoso. Me quité el disfraz, lo puse en mi maleta. Afuera ella consolaba a Mario diciendo que todo había sido una broma, como si pudiera entenderla o algo. Me desarmé y salí del baño para encontrarla visiblemente molesta.
- Luis, ¿podemos hablar afuera?
- ¿De qué?
- ...
- ¿No esperamos al Dr. Leary?
- No vamos a esperar a nadie, camina.
   Una vez fuera...
- ¿Qué te pasa, qué estás haciendo? Te hablé porque Mario te considera su amigo, necesitaba...
- Vine lo mas rápido que pude.
- No es eso Luis, es que estas cosas no se hacen.
- Estoy seguro de que él habría hecho lo mismo por mí.
- ¿Como de qué estás hablando? Ese ni siquiera es el punto.
- Hablo de darle sentido a su viaje...
- ¿Y no se te ocurrió vestirte de otra cosa menos ... espantosa?
- Era ese o el de Papá Pitufo, creo que elegí bien.
- ¿Sabes qué Luis? Ya vete. Gracias por venir, luego hablamos.
   Atravesé el pasillo sin toparme con los familiares, abordé el ascensor pensando que en la vida solo hay dos lados y el Mario estaba a la mitad, lo cual es claramente una imposibilidad. De cuates, en aquél momento no me atreví a decirle a su novia que Mario ya había tomado una decisión al respecto. La verdad es que, desde esa ocasión, tampoco me he vuelto a poner ese disfraz.

Look: Sonric's extra ácido

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