enero 26

   Llevaba varios días sin dormir la tarde en que entré al estudio, aquella tarde que olía a ceniza y humo de cigarro. Lo encontré leyendo. Después de un rato levantó su vista cansada, tomó un lápiz y papel. Comenzó a dibujar. Yo observaba en silencio. Dibujó una persona, dibujó después el universo en su cabeza. Dibujó a otra. Señaló el breve espacio entre los dos dibujos y dijo: "Entre los dos está el mundo." No estoy seguro si se refería a este mundo, a otro, o si en todo caso eran parte de la misma cosa. Tomó nuevamente su lápiz y rellenó el mundo entre los dos. "Es lo que compartimos." Y fue cuando tomé el papel, señalé las aristas del borde rectangular, recorrí su perímetro con el dedo índice y luego en la esquina superior izquierda alcancé a trazar la letra 'U'. El rió, tomó el papel y anotó la leyenda 'An-Verso'. Le pregunté qué quería decir. Nuevamente rió y dijo: "Chiste local" Luego, mirando a través del vidrio por el que se mira, continuó:
- Vete a dormir, dicen que la iguana morderá a quien no sueña.
- Si. Se dicen muchas cosas.
- Chico listo. ¿Asi que quieres saber de qué se trata? Está bien, te lo diré: el anverso es el origen de la ilusión. -tomó el papel y lo volteó- El control se ha ejercido siempre desde otro lado. ¿Lo ves ahora?
   No le comprendí ese día, como tampoco creo comprenderlo el día de hoy. La última vez que visité el estudio, estaba lleno de ácaros de polvo. Me sorprendió que quedaran tan pocos libros. Un gato dormía sobre la silla. Su escritorio estaba cubierto de pelos y había juguetes encima. El suelo. El suelo tenía manchas de excrementos y orines de perro. Por mas que busqué, no encontré rastro de la medalla que conmemora los esfuerzos de toda su vida, seguramente está en manos de algún hombre que la merece y aprecia mejor que yo.

An-Verso

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