febrero 21


    La semana de su renuncia había expresado durante la comida, para sorpresa de un superior y algunos compañeros de oficina ahí presentes, que actualmente no tenía la necesidad de trabajar. Los días consecutivos, algunos miopes interpretaron sus palabras de múltiples maneras. Si el Lic. Godínez se quitaba el saco, los demás se lo ponían y acomodaban mejor. Estaba acostumbrado a tratar a los faltos de miras como todos los demás asuntos rutinarios, para tipos como él, hacer otra cosa sería poco razonable; asuntos sin importancia después de la comida y los de verdaderamente poca importancia serían delegados, reenviados o archivados en su correspondiente categoría, sin falta alguna, al día siguiente o tal vez la semana entrante, dependiendo.

   Los últimos días tuvo la certeza de que no extrañaría el campo de batalla. Al parecer ellos sí, por lo que trataron de darle un inolvidable regalo pretendiendo renunciarlo días antes de su fecha y sin liquidación. Su último día oficial, Godínez fue castigado por sus superiores, obligado a salir dos horas después de la hora de salida. Creo que fue uno de los días que más se divirtió, pues su jefe directo al parecer se encontraba con ánimos de trabajar, cosa sumamente extraña. Todo el asunto le resultaba de lo mas interesante. Por cierto, ese día Godínez se había presentado a trabajar a las doce del día. Tengo entendido que trabajó algunos días mas.

   No estoy seguro cómo lo logró, pero la última vez que lo vi, me explicó que seguía viviendo de sus ahorros. Yo le conté todo acerca de los rumores en torno a su renuncia. Algunos aseguraban que era el hijo de un inversionista extranjero y que vivía de los intereses de su cuenta bancaria, otro chisme local decía que en realidad era un agente de la competencia que fue enviado a aprender la cultura organizacional y detectar posibles candidatos para su posterior reclutamiento. Emocionados, formulamos muchas teorías, todas ellas equivocadas.

   El día que me lo encontré y me contó todo, tengo que decir que me decepcionó un poco, pero debí haberlo sabido. Esperaba mas, mas de un tipo como él. Cuando le conté que algunos habían visto su salida como algo irresponsable, él se limitó a decir lo siguiente: "Puede parecer irresponsable que un padre soltero con la necesidad de mantener y criar a su hijo, pagar su educación, pagar la casa, el auto y demás, renuncie a la única fuente de ingresos que tiene. Yo, por otro lado, soy un hombre soltero que generalmente lee las cosas antes de firmarlas." Eso dijo. Miré hacia otro lado. Un anuncio de publicidad afirmaba: En tierra de ciegos, el tuerto es rey. Le di mi mano aguada y la agité vigorosamente pretendiendo felicitarlo, estaba claro que no lo hacía… él era un auténtico hombre libre.

La polémica taza de Godínez permanece en su cubículo desocupado

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